Ella se fugó de los espejos

Lleva un rumor de mar

entre las piernas

Ella es el gesto que se excede

El vértigo continuo

de caer al infinito

Ella es residencia del miedo

Se derrama en los parques

cómplice del crimen

de los sueños

Ella muere de vida

Se transparenta en los cementerios

con un pulso eterno

desafiando al destino

Ella es

la criatura perversa

que arroja palabras de fuego

Ella es la potestad del sexo

La herida que no sangra

La máscara sagrada

Ella es la belleza infundada

que busca asilo en mis brazos

Los poemas que no se escriben

quedan suspendidos en su aliento.

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